jueves, 24 de diciembre de 2009

En la Hora de Recuentos



Circulaba por mis barrios de infancia, alrededor de una de las pocas plazas, cuando los días eran largos y la energía interminable, y nos movíamos libremente en bicicletas simples e iguales, de día y de noche, sin temores. Y los partidos de fútbol cuadra contra cuadra se hacían en la calle o en los sitios eriazos que por entonces eran usuales...

Recordaba las casas de los amigos, los juegos y entretenciones, veía las calles y pasajes de los vecinos contra los que en ocasiones jugábamos y también peleábamos. Eran peleas de minutos, terminadas luego compartiendo un jugo en sobre y un pan con mantequilla.

Esperábamos atentos aunque no pendientes al heladero que haciendo sonar su campana anunciaba su llegada en su carro y corríamos a las casas en busca de las monedas para el helado de agua o el chocolito.

Los vecinos éramos unidos. Sin necesidad de conocernos, ni hablar, ni saber de nuestras propias vidas, anhelos, problemas o deseos. Bastaba ser vecinos y compartir la vivencia del barrio, los juegos callejeros, las rutinas y horarios.

Eran tiempos en que el camino al sur, de una sola vía, exigía el manejo atento. Adelantar una fila de camiones en una recta finita; camiones que cercenaban la vista y limitaban la visión del futuro inmediato, era un constante desafío. Lograr pasar la caravana abría un mundo de nueva visión, que duraba hasta la siguiente, en un interminable peregrinar que hacía de los viajes verdaderas aventuras.

Me parece increíble recordar vivencias de más de 30 años. Tengo 41 y la sensación de un segundo vivido. Un largo y variado segundo. Compacto y amplio. Donde todo cabe y nada ocupa. Como los recuerdos, que mezclados con la imaginación funden y confunden pasado y sueños, vivencias y deseos.

Cuando a fin de año repasamos lo reciente y proyectamos los deseos propios y los de terceros que amamos;
Cuando llega la hora de sacar las cuentas, hacer las sumas y tratar de concluir algo;
Cuando la ilusión y desilusión se tienden a confundir;
Cuando asumimos que el pasado ya pasó y el futuro aún no llega…
Vale la pena darnos otro segundo para tomar la distancia y ver en perspectiva que lo vivido fue lo elegido, y las consecuencias fueron producto de esas elecciones, y las experiencias fueron sólo ganancias. Todas.


Al lector anónimo, a mis amigos, mi familia, mis amores, mis sueños…

A todos, mis mejores deseos de un año lleno de vida y sabias elecciones.


lunes, 21 de diciembre de 2009

Cuando las cosas cambian



El 9 de noviembre pasado, en mi post La Edad de la Decadencia, escribí algo acerca de mi experiencia de ese día en El Barril (http://www.elbarril.cl/).
Para ser justo, ahora reseño una nueva y bastante diferente pasada por el lugar.

Fue el viernes recién pasado. Tocaban los Ball Breaker (http://www.ballbreaker.cl/), banda tributo a AC/DC, y de las buenas.

El lugar ahora era un hervidero de bikers, Harley boys para ser más preciso. Cuarentones y cincuentones con el bolsillo lo suficientemente amplio para financiarse el sueño de rebeldía evocado a través de la decoración particular de sus motos y, sobre todo, por la curiosa costumbre de disfrazarse de gringos sesenteros, furiosos y pandilleros, mucho cuero negro, chaquetas sin mangas, cadenas brillosas, pañuelos floreados a la cabeza, lentes oscuros en la noche, entre otros mañosos guiños a “Buscando mi destino”…. Y por supuesto, sus acompañantes, cuando las había, también ataviadas à-la-mode...

Pero más allá de los disfraces y su impersonalización, lo que se veía era un grupo masivo de veinteañeros disfrutando de un show que, comentarios aparte, bien valía el desenfreno y el entusiasmo.

Los Ball Breaker hicieron de las suyas, personificando a la cuasi perfección hasta los gestos, poses y costumbres sobre el escenario de los ya míticos y de reciente y sentida visita fallida, AC/DC.


(El comentario musical propiamente tal lo guardaré para otra ocasión. En todo caso, a quienes no los hayan visto, tienen razones más que suficientes para hacerlo, entre otras, la difícil tarea de emular a Angus Young de manera formidable y la quizás más difícil misión de conseguir dos vocalistas de la talla y tipo de Bon Scott y Brian Johnson. Y los Ball-b lo logran con creces).



Con esto, mis perdones al lugar. Lo cual prueba, como siempre lo hacen las excepciones, que juzgar es siempre equívoco si no se tienen las pruebas suficientes.

El punto es… ¿cuándo se tienen pruebas suficientes? Cuando se cree así por convencimiento o cuando ya no se nos ocurren nuevas formas de obtener nuevas pruebas?

(Por otra parte, terminado el show, los bikers rajaron sonorizando y ensordeciendo el ambiente con sus escapes de ruido patentado y del espacio se apoderó la pachanga que se hizo sentir con furia, con lo cual nuestro propio escape fue también furioso y veloz. Debía hacerse antes del punto de contagio. Haberse quedado habría sido un epílogo cruel para una noche Full-Of-Rock).



Y entonces, queda abierta la pregunta.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Vivencia de Futuro

En la ausencia.
Borrando la memoria de corto plazo,
sólo viven verdades sinápticas,
borrando la percepción del intelecto,
queda sólo la creatividad del momento.

Apatía.
Inmunidad a los eventos externos.
Indiferencia a los sentimientos.
Bloqueo de emociones.
Acción por omisión y reacción.
Voluntad limitada, resquebrajada, opacada en el silencio.

Traición.
A los deseos.
Expectativas, sueños, propios y ajenos.
Rendición.

Lucha interior.
Ficción o realidad.
Camino de una sola vía, sin vuelta atrás.

No hay recorrido conocido sino sólo el transcurrido.
No hay futuros posibles, más sólo deseados.

Cuando el calor arrecia y la luz encandila,
cuando la energía se disipa y malgasta,
cuando el fin de año avisa del hito que en sí nada importa,
y despertamos a ratos, y en la sombra y en silencio nos guarecemos y refrescamos,
buscando para los días por venir, lo que no hayamos en los días que pasaron.

Encontrar algo cierto que seguir,
perseguir el instinto,
dominar la ansiedad,
cabalgar la pasión,
encausar las rabias,
generar nuevas fuerzas,
y mirar mucho más allá de la razón y el corazón combinados.

Imaginar con la mirada de otros y vivir con la emoción propia.


viernes, 4 de diciembre de 2009

Otra noche... Fragmentos

El martes pasado fue de noche en la isla.



Con luna llena y un improvisado asado provisto por B. y producido por D.
En la radio Futuro sonaba un especial de The Wall de Pink Floyd.
Con esta escena de fondo se dio una nueva dinámica nocturna...

Los perros juguetean a nuestro alrededor. Algo persiguen.
Recorren los alrededores polvorientos de la Isla. Se detienen.
Circulan y vigilan sigilosamente, al acecho.


Siempre vuelven y se reunen en torno al calor de los hombres al fuego.
Sólo la hembra se abstrae de lo que ocurre. Como si no le afectara o no lo notara. Ella vive su propia realidad, ajena.

Suenan Scorpions y luego AC/DC.

La carne se ha asado con rapidez y no sólo nosotros lo notamos. Los perros, aunque siempre guardando distancia prudente, se acercan tímidamente en busca de un trozo de alimento al instinto. Quedan felices comiendo grasa y otras mezclas. Y vienen a por sus caricias.


Suena Black Sabbath. Y luego Iron maiden.

Pronto el único sonido que se escucha a mi alrededor es el movimiento de la maleza por el rocío de mis jugos internos. Desechos en el jardín.

Son las 00:49
Comienza el juego.
B. aparece con el arco e improvisa unos tiros a 20 metros hacia el blanco.
Suenan los Red Hot Chili Peppers y el sonido de las flechas al golpear alrededor del blanco es seco, potente, sonoro, algo perturbador en el silencio de la noche. Una noche en que a diferencia de otras, todos los alrededores permanenecen ausentes.

B. nos explica la técnica precisa a utilizar para el uso del Arco y Flecha. La forma de agarrar el arco, de situar la flecha, de agarrar la cuerda, de estirar un brazo y contraer el otro, de apoyarse en un punto fijo, de mover sólo un extremo, de apuntar intuitivamente, de soltar los dedos con suavidad y dejar que la inercia haga el resto.

B. realiza sus cinco lanzamientos. Paso a paso. Movimientos precisos y explicados.
D. será el siguiente. Parte al interior en busca de preciado líquido...

Tomo el arco, sin flechas, y practico la postura, la sensación de mantener la tensión precisa; se siente cada tendón y cada músculo de los brazos, la espalda, el cuello, las piernas.
En medio de esta tensión es increíblemente difícil mantener la dirección.
D. aún no vuelve.
Sitúo una flecha e intento en primera instancia y el golpe suena seco, fuerte, contra los alrededores del blanco. No distingo en la penumbra de la luz de luna el curso que siguió mi lanzamiento ni el resultado concreto del mismo. Sólo se siente el sonido de la flecha rompiendo el espacio que le antecede, abriéndose paso por entre el aire y luego penetrando en su destino.

Lanzo con algo de mejoría mis siguientes 4 tiros y a la larga mi sensación de liberación de energía es abrazadora. Fueron sólo 5 lanzamientos y noto el agotamiento muscular que a la vez es placentero.


Y entonces el barrio despierta. La interferencia de una vecina justificadamente iracunda por los sonoros ruidos ambientales nos obliga a suspender la entretención y virar hacia el interior; físico y emocional. D. se queda sin lanzar y su frustración es evidente y comprensible.


El silencio al interior.
Lamentando el corte de inspiración.

Soy el único que le encuentra razón a la vecina. B. y D. argumentan que no era para tanto.
Yo insisto en que cuando la calidad del sueño se ve interrumpida, en particular en horarios generalmente aceptados como propios para el descanso, quien es sacado de sus derechos sociales tiene todo mi respaldo para reclamar por los mismos.

Y nos quedamos rastreando fragmentos de la memoria bajo el influjo hipnótico de "Like I've Never Been Gone" de Robert Plant, "Layla" de Eric Clapton, "The Pusher" de Steppenwolf y emprendo la retirada con "Sultans of Swing" de Dire Straits.

Y sólo quedan fragmentos.


jueves, 3 de diciembre de 2009

Colgando los Botines


A raíz de algunos comentarios bienintencionados, he decidido no publicar más en este sitio el reporte deportivo de los lunes. Sólo si hubiere interés, evaluaría la contramedida.


Consecuentemente, cuelgo los botines periodísticos...
Y será hasta un nuevo amanecer en el pseudoperiodismo amatauer deportivo...

Hasta la vista...




lunes, 30 de noviembre de 2009

Mis Caminatas por Santiago: Variaciones de primavera



Tres días y más.
Momentos.


Son las 11:00 de la mañana de un día lunes. Un día soleado y ventoso.

Mujeres delgadas ataviadas de arreglos y combinaciones coloridas caminando a través del parque de las esculturas en Providencia.

Indiferentes, seguras, hacia un destino definido y con el horario controlado.

Circulando desde el auto en movimiento en su misma dirección y en sentido contrario, las imágenes pasan rápido, sin definición y aún así algunas se retienen. Sus movimientos. Su frecuencia y cadencias.

Sigue la gente que cruza mi vista.

Circulando por Pedro de Valdivia.

La luz pasa por entre las hojas de la arboleda que cubre la avenida y su adoquinada calle y me oculto en las sombras avanzando y frenando evitando la radiación.

Es un torrente de sensaciones imparable. Escribo cruzando Santiago.

Ahora es de tarde y retomo el ritmo de la vida a pie, donde más cosas ocurren y si lo permitimos, más cosas vivimos. Es miércoles.

Irarrázabal acechado por el calor. 

El vapor caliente se eleva desde las aceras y dificulta la respiración. Cientos de transeúntes que vienen y van; cargados de pesos, bolsos e historias, maletines y traumas.

Corren para alcanzar el bus a su destino y vociferan contra todo y contra todos los que se crucen. Ropajes diversos, preparados para toda eventualidad, ante la diversidad del cambiante clima.

Yo sólo observo y camino y me hago invisible ante los gritos y los ruidos ensordecedores del tráfico, las bocinas, los motores.

Sábado de mañana frente al Museo Nacional de Bellas Artes.


Sentado a la sombra en el Parque Forestal enojado con el mundo por la falta de tino. Un gritón circense anuncia por altoparlantes sobreexplotados a diestra y siniestra la gratuidad de la invitación a los pasantes a ver y oír el ruido de cumbias y reggaeton que un candidato le regala al pueblo tapando con ello el escenario majestuoso y escaso de naturaleza que este espacio nos regala. No se oyen los pájaros ni el riego siquiera.


Por suerte está el Museo; y luego de recorrerlo arriba y a los lados, me encuentro con una exhibición en el subterráneo de Gordon Matta-Clark, hijo de Matta con quien me volví a asombrar dos pisos más arriba. El leitmotiv de su hijo, o al menos en esta exhibición, es “Deshacer el espacio”. Desde ya, una propuesta diferente, sugerente e impresionante. No lo suficiente empero para contrarrestar el frío aire irreal que a mis púberes acompañantes complica por lo inesperado e intenso.

Caminamos entonces por Ismael Valdés Vergara hacia el Emporio la Rosa, tras cruzar por entre el puesto ferial donde el mismo candidato oferta ahora asesoría legal gratuita…

El barrio invita. El Parque espera.
Enamorados ataviados de negro revolcándose abrazados, ausentes o exhibicionistas, o ambos. Trotadores arrastrados por sus perros. Pequeños canes con rostro roedor lamiendo a sus amos en agradecimiento por la no discriminación.
El Emporio, cual almacén de barrio un domingo en la tarde, está lleno. Nos quedamos.


Merced hacia el poniente y nos detenemos ante un pintor que obstruye el paso mirando hacia el sur.


J. Victorino Lastarria está de fiesta. Pintores por doquier con atriles metálicos y oxidados plasman su impresión de lo que ven, lo que sienten, lo que piensan, como mejor pueden.


Un cuentacuentos llama la atención de los extranjeros que pasean por el lugar sin entender palabra de lo que oyen, vitrineando entre libros usados y anticuarios, entre la curva calle observada por edificios con balcones que podrían ser una calle más de una Europa renacentista imaginaria.

Todo el ambiente es calmo y festivo. Hasta el trabajo parece relajo.
Y me siento a descansar y observar.

Domingo por la mañana. La Dehesa.

Ya no está la otrora heladería simple y tradicional en el Portal La Dehesa. En su reemplazo pusieron un café. Otro más. Esta vez, de origen extranjero. A pasos está también la sucursal del Emporio y todo indica que repetirse el plato en este escenario es sumamente disonante.

Otro tipo de consumismo, templo alternativo de la imagen y las posturas, de la levedad de las miradas, la indiferencia de las voces, la falsa autosuficiencia. No da más que para un café en otro lugar, unos jugos, y figurar cual cera de un inexistente Madame Tussaud santiaguino.

Y llega la noche en la terraza.

La luna gibosa creciente a cuatro días de llena ilumina el entorno. Las nubes transitan hacia el oriente, surcando el cielo formando y reformando escenas. El haz azulado traspasa las capas húmedas dando a luz arcoiris consecutivos en un halo concéntrico semejando un vacío luminoso.

Se escucha claro el río y el aire fresco precordillerano del Arrayán. Pasa el agua golpeteando entre las rocas, arrastrando piedras, llevando sedimentos y mensajes e historias desde río arriba. Ecos de otros, oídos y no escuchados.

A. Escribo con lógica emocional, dentro de contextos en ocasiones demasiado amplios.
B. Está bien. Es Inteligencia perceptual. Más allá de la Inteligencia emocional. O más acá.
A. Se entiende, entonces?
B. Efectivamente, permite ser entendida por la atención racional.
A. Qué alivio…

Claro de Luna.
No es el piano de Beethoven el que suena, sino el cielo el que se descubre e ilumina escenas imposibles.

A. Poesía y racionalidad.
B. Dos caras de una misma moneda, de muchas caras.

Silencio.
Suena el río. Se siente la brisa.


Y ahora se ven los cables eléctricos y transformadores en el poste frente a mi terraza. Son un cable a tierra y son las 23:19.




miércoles, 25 de noviembre de 2009

Mis Caminatas por Santiago: Av. Matta



Es martes y son las siete de la tarde.

Caminando por Av. Manuel Antonio Matta hacia el poniente, por la vereda norte.
En el ambiente se sienten los 20º Celcius y una agradable brisa que humedece y suavisa mi respiración.

Pasando Cuevas y luego Madrid, ambas calles con sus calzadas separadas por jardines enveredados y sombras de árboles añosos que acogen a los paisanos que habitan en sus alrededores.

Algunas fuentes y árboles en flor en el parque central adornan la amplia y limpia avenida.  Paso Lira y arrecia el sol en la cara encegueseciéndome y dejando mis pasos a la intuición.

Paso una calle sin salida y ya mi rodilla denota el camino recorrido, cediendo, débil, inestable. Sin causas ni explicaciones, pero los efectos están.



Manuel Antonio Tocornal y sus pequeñas casas de colores, y frente al pasaje Londres y el pasaje Lima, el murallón verde oliva de la Iglesia del Santísimo Sacramento construida entre 1891 y 1896 por Emilio Doyére, y Monumento Histórico Nacional desde 1986.


Ahora toda mi pierna se duerme y aun así avisa el dolor.


En las calles no hay cables a la vista y ésta se pierde en los confines de las particulares miradas. Sólo se sienten las corriente del aire y la eléctrica del hormigueo que recorre mi costado.

Ya en la calle de mi destino, a pasos de Santa Rosa y en calles interiores, el dolor se discipa, me recibe un Rosal que florece entre la sequedad y aridez.








Y un niño trabaja recolectando cartones en su carro con un quiltro de compañía.





Los últimos pasos por la vereda resquebrajada y mi descanso que llega cuando más lo requería.




Fue un paseo, caminando por Santiago.






martes, 24 de noviembre de 2009

Reporte Deportivo del 231109

No podía faltar el reporte de rigor, aún cuando en esta ocasión puede que la fidelidad a los hechos sea cuestionable por motivos que explicaré hacia el final del relato... si es que me acuerdo de hacerlo.

Mantengamos por ahora el suspenso del resultado...

La noche se inició de tarde.
A la consabida y dolorosa ausencia de M., tuvimos que sumar (con bastante anticipación, hay que decirlo), la de AE, quien a las horas del partido tendría un encuentro poco definido en lugar con letra doble de alta alcurnia. No se especificó, empero, la compañía.

Ante los hechos, se movieron los hilos y llegaron al encuentro, como sustitutos, el Ave, en una segunda incursión y gracias a la alineación de los astros, contamos con la aparición cuasi fantasmagórica del Leo V., que en esta ocasión se presentó sin Gin pero igual al recuerdo de más de 4 lustros atrás.

Con esta formación enfrentamos el encuentro, que tendría otras sorpresas exógenas que influirían en el resultado.

En el contrincante también hubo cambios. No llegó Paulo ni su arquero y en su reemplazo aparecieron un pequeño que pintaba para hábil pero no lo fue tanto, y un largo que resultó destacar más por destemplado y falto de timimng y tino que por su destreza.

Iniciamos dominando a piacere.
Algunos puntetes por acá, otros por allá e íbamos 2-0 arriba. Y ahí comenzó el problema. Un autogolazo del Ave que descolocó hasta a los camarógrafos y reporteros gráficos, les dio pie a los contrarios para iniciar el ataque.

Paralelamente -y hé aquí un asunto neurálgico- nos percatamos que en la cancha de al lado se jugaba un emotivo encuentro aunque de dudosa factura técnica y táctica.... ¡Era un match de mujeres! Con gritos, vítores y muchos goles en ambos lados.

Foto Referencial
De tanto mirar -sólo con afán de estudio de la ciencia deportiva- nos anduvimos desconcentrando y nuestro juego se tornó errático. Nos adelantaron 4-2.

Al rato, volvió la cordura, pero no la calidad. Sin embargo nos mantuvimos firmes en la punta con ventajas parciales de hasta 4 goles hasta llegar a un aproximado 11-9 a nuestro favor.

A estas alturas el flaco largo ya había hecho varias de las suyas, entradas a destiempo -por no decir mala leche- y con una vehemencia fuera de contexto. Como resultado, me botó dos veces en su área.

Al cabo de algunos goles más, la patada a mansalva fue esta vez por atrás, a las canillas y tras caerme producto de la misma y escuchar el reclamo de E. que miraba atento y atónito, el muy flaco se quejó de que nuestro juego era de señoritas (eso probablemente se debió a que no veía lo que acontecía al otro lado).

Me piqué. Afortunadamente, el resto del equipo, no.
El Ave se resarció de su inicial desvarío y atinó con sendos goles de todas partes. Leo fue sorpresa, al menos para este humilde reportero amateur. Hábil, ágil. Un aporte. Claro que igual mató varias aves (no parientes del anterior) que miraban plácidamente el partido con más de un tiro a las estrellas.
E. mostró un juego en franca alza. Tapó incluso esos tiros cuyo fin sabíamos que inevitablemente serían las redes, y nos desdijo. B. no anduvo todo lo inspirado con que a veces nos regala, pero esta vez hasta hizo algo de marcación. CC estuvo pendiente del partido jugado al lado. Le pediremos su reporte del cambio de camisetas.

A la larga, y tras un reñido encuentro, roces más roces menos, nos empataron.
Pero faltaba lo mejor.

Un puntete destemplado y desincronizado del Ave apenas sobrepasada la media cancha nos dio el gol del triunfo ante el asedio de los equipos que nos seguían en turno y ahí terminó todo.

Otro triunfo feliz y la rabia medio contenida de Claudio que se quejó de perder nuevamente por un tanto.

El afterhour futbolero fue otra historia.

Nos esperó la terraza del In-Huinchi a E., B. y a mi. Luego de 2 Pitcher y 2 Barros Luco el acuerdo era retirarse temprano. Pero el llamado de urgencia de D., que llegó tras hacernos esperarlo, nos alargó la velada un tanto. La conversa fue buena, pero yo ya no me acuerdo.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Desde el House of Rock & Blues

En una improvisada y sorpresiva salida nocturna nos reunimos con B. y E. y partimos al “House of Rock & Blues”, casa isla (vaya casualidad), aislada al medio de tres calles que forman un triángulo donde sólo cabe esta edificación, habilitada como Pub, de dos pisos y con escenario para actuaciones en vivo.

Llegamos por rumores que se hicieron verdad. Tocaba “H-Sur”, banda local y dentro de las pioneras en la práctica de los tributos, que en este caso glorifican a Rush.

Al llegar, el alboroto ya había iniciado y desde la entrada se sentían los acordes y sonidos sincopados donde la imaginación llenaba los vacíos visuales. Tocaba Rush, en vivo en Santiago, y sólo unos pocos afortunados frente a ellos.

El Caos inicial lo vivimos con “YYZ” (disco “Moving Pictures”, 1981), con sus pruebas de destreza y el solo de batería incluidos. Lo viví desde la terraza, en el segundo piso. Solo. Mirando absorto y colmado por la música. Se me había olvidado lo bueno que era. Inevitable vivir y somatizar cada nota y cada silencio en el cuerpo y focalizar la atención.


El lugar no estaba lleno. Sólo el primer piso con todo rincón ocupado. Un público inesperado para este tipo de música, algunas bellas mujeres, todas con compañía y ciertamente perdidas del contexto. Conversaban como en un café de media tarde mientras nosotros fanáticos tratábamos de evitar su distracción y reconectarnos con lo que ocurría en el escenario y en todo el entorno sonoro.

La mezcla fue amplia, cubriendo años de carrera. Siguieron con "Manhattan Project" (“Power Windows” 1985), declaración de principios del sincopado, luego “Natural Science” (“Permanent Waves” 1980)… Progresivo puro y completo llenando todo el silencio.... Full energía.

En la pausa, resuenan las cajas repetidoras en el ruido silencioso.

Vuelven con “Roll the Bones” del disco homónimo de 1991. Las cotorras obstruyendo y aumentando su volumen en una lucha de intensidades. Sólo se detienen ante la potencia de las señales del clásico “Tom Sawyer” (“Moving Pictures”), y los músicos a su vez retrotrayendo el pasado y moviendo los hilos del público cual titereteros de marionetas.

Movimientos del sistema nervioso central. Movilizando y transportando...

Suena “The Temples Of Syrinx” del majestuoso “2112” de 1976 y la energía se dispersa por todo el ambiente. Se escuchan los sonidos del silencio. Irrumpen con “Jacob's ladder” (“Permanent Waves”). Los bajos excesivos y mal ecualizados hacen vibrar el piso y todo el edificio mientras los agudos transportan más allá de la marcha bélica que escenografía la imagen completa.

Había terminado la actuación.
Seguimos bajo hipnosis mirando sobre la muralla las imágenes perfectas y aerografiadas de Jim Morrison, John Lennon y Jimi Hendrix.

Y despertaron otros sentidos. Sentimos el olor del humo de cigarros y conversamos y se disparó la sequedad de las gargantas llamando al exilio.

Salimos del lugar rumbo al Mossai Café y en el auto, en grupo, con gusto a poco, en la radio escuchábamos Rush… Y las diferencias, aunque se hicieron evidentes, no minimizaron la experiencia anterior.
Las comparaciones no tenían sentido. No fuimos a ver a Rush. Fuimos a evocar la experiencia. Es como leer novelas. Crean, recrean, o invocan una experiencia. Cuando no es posible haber vivido una realidad, sólo queda la proyección y el apoyo de la imaginación de terceros. En ocasiones ni siquiera importa el valor creativo sino sólo la experiencia...

Pasamos por el Mossai y llegamos a la Isla.
Infinitas hormigas danzando al son de “Lazy” (Deep Purple’s “Machine Head”, 1972).

La conversación se tornó directa, incisiva, impetuosa a ratos, y siempre bajo los códigos universales de una amistad de plena confianza que acepta los ataques como desafíos y los consejos con humilde apertura.

B. analizando las relaciones de E. y el rol de la intensidad de las emociones, en hombres y mujeres: La mujer de E., no deja solas a sus hijas y la relación se hace más difícil.

A. y E. contraatacando con argumentos: Es sin embargo lo que el hombre espera de su mujer, a pesar de la paradoja de saberse en segundo lugar. Al pasar los meses del primer encuentro y el arrojo y entrega que llegan con la novedad, dejar el nido se le hace más complejo a la mujer y más atávico al hombre. Y acá retoma su lugar e importancia el mantener la chispa de la creatividad y el respeto de los espacios para acomodar la vida de pareja versus la individualidad. En pocas palabras, dándole la oportunidad a ella de ser.

Suena “Robbery, Assault and Battery” (Genesis, “A Trick of the Tail” 1976).
Son la 03:23 en la isla.

E. dice: Para ella no son conflictos las circunstancias de la vida.

Hay una larga pausa. Los alrededores son amplios y corre una fresca brisa. Cada uno deambula por su propio espacio buscando respuestas a preguntas aún no hechas. Los perros duermen. Volvemos al centro.

Suena “Minstrel un the Gallery” (Jethro Tull, 1975) a las 04:09

Placer animal. Placer autosuficiente. Mezquino. Buscando la imagen del amor profundo en el interior y la ensoñación. Un error producto de la timidez, de la autovalencia excesiva, del exceso de falsa seguridad.

El le pide a ella "ayúdame a terminar", y eso es su máxima muestra de entrega y libertad y sana interdependencia. La confianza de sentirse libre de vivir el deseo con la pareja.

Suenan Los Jaivas (“Sube a Nacer Conmigo Hermano” del disco “Alturas de Machu Picchu” de 1981).

La infidelidad

La búsqueda del cariño en el hombre es refleja y casi independiente del intelecto. Es la constante y eterna búsqueda del refugio en el pecho materno. El destete no existe, sólo se reemplaza.

Confesiones

Emociones a flor de piel.
Son las 04:52

Suena “No More Tears” (Ozzy Osbourne, 1991).

Hemos discutido y abierto nuestros secretos. E. la llama y yo le digo que está loco.
Es tiempo de que las parejas respeten los espacios privados de duda como un paso necesario en la autoafirmación.

Suena "Detroit Rock City" (“Destroyer”, Kiss, 1976).
Son las 05:10 del viernes.

Hay un silencio que antecede y anticipa lo que viene.
Se escucha "Kayleigh" (Marillion, “Misplaced Childhood”, 1985)

B. pregunta por qué no suenan clásicos que se parezcan a uno.
E. argumenta: Tu mujer hizo algo legítimo al enamorarse e intentar inconscientemente transformarte en quien ella quería.

El amor máximo se da en la total entrega y veneración al punto del no dormir. Es un amor adolescente en la experiencia adulta. Todavía duele el rompimiento de los proyectos

E: En que mides el enamoramiento?
A. En la conexión
B. Las interpretaciones suceden. La conexión es amor.
A. La sutileza de vivir dentro de un contexto indudable.
B. Temor de vivir cualquier camino impuesto en una relación directa.
E. No es eso. Puede que esté en el camino sin darse cuenta.

Son las 05:52.
Suena “Gallows Pole” (Led Zeppelin III, 1975)


Hangman, hangman, hold it a little while,
I think I see my friends coming, Riding a many mile....

jueves, 19 de noviembre de 2009

Otra Noche de Perros

Noche de perros. Fogata en la isla.

Es martes. Estamos con B. y nadie más llega.
Es de noche y el asado y conversación se aproximan.

Los perros nos rodean, juegan. Ahora el padre es quien cuida y entretiene... La madre ni siquiera aparece junto a la camada. Está cansada. Es tiempo y tarea del padre ahora.

Tras encendido el fuego y recolectados unos palos entre la maleza, pinchamos Marschmellows y a centímetros del fuego los vemos ponerse incandescentes, encenderse y tras apagarlos de un soplido los disfrutamos derretidos y jugosos. Una experiencia más de los sentidos.
La conversación gira en torno a la estructura de la carpa improvisada que ahora hace sombra sobre parte del patio; a la práctica y técnica del Tiro con Arco -nueva y espontánea afición de B., quien desde siempre ha sido el libre entre nosotros- y los arreglos y mejoras en el baldío mar de la isla para acomodar el blanco y evitar la pérdida de flechas.

Los perros siguen jugando alrededor. Cerca. Se acercan intermitentemente en búsqueda de cariño. Ahora están limpios después del baño dominical y se ganan las caricias mías y de B.

Los marschmellows han endulzado demasiado la espera, licuada con los más diversos brebajes, a la espera de la carne que recién comienza a asarse. Entretanto, unimos el palo que sostenía las sustancias directo al carbón incandescente y la imagen simula un falso entierro donde en rigor el palo se derrite y el carbón no es penetrado.


Saltan chispas cual fuegos de artificio. Se escucha la música del silencio, sólo interrumpida por voces lejanas y grillos. Ronroneo marcial. Los perros jugando y en la calva nuca el aire dulce y fresco soplando. Todo a luz nocturna. Sin incandescencias más que el calor de las brazas ardientes esperando quemar la carne.

El limón limpiando los fierros ardientes y el olfato de los perros husmeando.



La noche avanza y se van los hielos, derritiéndose. Saboreando el presente. Sintiendo el momento...

El diálogo sigue...

B. La poesía apunta a describir la simpleza.
A. Descubrir lo bello en lo simple.
B. El arte apunta a describir lo simple, el orden, el contexto general.
A. Es lo que está. No hay lo que no está.

Entre la maleza crecen cinco alcachofas. Son testigos del gérmen de la tierra, sin agua ni alimento desafiando su propia naturaleza.

Los perros ladran a los transeuntes, agitan el portón metálico con estruendo.
Ladran a los canes al paso, encerrados y queridos unos, libres y solitarios otros.

Conversan. Se intimidan. Se desafían.
En su ignorancia nace el miedo y en éste su descofianza...
Y solo les queda la descalificación como defensa, porque de otro modo les obliga a mirarse y medirse y correr el riesgo de reconocerse limitados.

Nos movemos hacia La Carpa. Contrucción hechiza para tapar el sol y las miradas. Tiene techo y una pared-pantalla. Móvil e imprecisa. Contruida con mallas, postes, cuerdas y poleas.

B. se dedica a arreglar la carpa. Modifica tirantes, cambia puntos de apoyo, planifica, ejecuta. Son las 23:00 hrs. y la carne está lista. Y yo escribiendo. Cada uno en su cada que.


Las mallas de la improvisada carpa simulan un velamen en medio de este mar que rodea esta isla. No hay agua. Los calzados empolvados son testigos de la sequedad. Continúa el silencio sólo interrumpido por los grillos que parecen vigías y dueños del lugar. Alrededor se oyen puertas que se abren y cierran y voces que emiten juicios.
Se escuchan los sonidos del fuego, el carbón ardiente. Los perros, cual gatos, buscando y peleando su espacio por el cariño.
 
Mezclamos trozos de la carne asada con más marschmellows tiñiendo los sentidos, forzando la perspectiva con que le damos atención a nuestra percepción. Mezcla de vicios y rendiciones.
 
La noche ha avanzado y ya es tarde.
Me voy y ya en el auto me acompañan Pink Floyd, Ozzy Osbourne, Jimi Hendrix y me acerco a casa tras el vértigo de las curvas, viendo luces al ocaso. Una joven rubia en la esquina, sola a esas horas, camina hacia las fiestas del sector. En mi oido sólo la reververancia de los silencios y la satisfacción de los simples placeres.
 
Y la noche termina. Y el sueño me recibe y yo me entrego completo y alegre.
Otra Noche de perros.

martes, 17 de noviembre de 2009

Reporte Deportivo del 161109

Como siempre, el reporte de rigor...

La noche se veía compleja. El calor del día había dado paso a un singular, fresco e inesperado aire cordillerano. Dos ausencias titulares más la del parche titular, hacían de la contienda una completa interrogante. Pero llegaron los refuerzos. Mi tocayo, cuyas dotes dicen se muestran más en cancha grande y acá hizo sufir sus rodillas, y mi sobrino que estoicamente se tragó algunos insultos ante chambonadas menores (sobre todo considerando su cuasi púber edad).

Nota aparte -aunque la escriba seguido- merece el hecho de que en la cancha de al lado se jugaba una efervescente final de algo que parecía un campeonato. El juego y los vítores a veces nos hacían ver más para el lado que para adelante, lo cual pudo habernos jugado alguna mala pasada. Así, ganaron unos y perdieron otros. Y los que ganaron fueron premiados con diversos trofeos además de unos sospechosos botellones de lo que parecía a lo lejos Whisky o Ron. La celebración iría a ser buena. No invitaron.

Pero volviendo a lo nuestro, el partido fue intenso, como lo han estado siendo los últimos.

Partimos con 3 farras, pero jugando con confianza, con toque, reconociendo el terreno y la distribución de puestos ante los parches recientes.

En los primeros minutos marcamos la pauta del partido. Nosotros marcando goles y llevando la ventaja, de 2 y hasta 4 goles. Con tiros de media distancia, desde todos los ángulos, con potencia y/o algunas pifias y puntetes de rigor, íbamos superando a los contrarios con autoridad.

Pero no duró su adormecimiento. Despertaron con enojo, con algunos reclamos, con cobros dudosos y ante su arremetida se encontraron con nuestro inspirado arquero que tapó de todo, incluidas pelotas que dábamos por perdidas.

Ello no evitó que gracias a furibundos remates y ante la ausencia de marcas nos complicaran e hicieran lo suyo.

El marcador fue siempre a nuestro favor, salvo una ocasión, en que nos adelanteron por uno durante algunos minutos.

A la larga, íbamos ganando 11 a 10 restando segundos para el término y una desinteligencia, digamos que del equipo -por no señalar a nadie-, causó el empate del rival; y aunque acordamos alargar la serie hasta el despempate, nos cortaron la luz y quedamos con gusto a poco. (Este corte no lo pudimos imputar al gas argentino ni a falta de aguas lluvia. Simplemente, sonó la campana).

Fue un buen lance, con algunas jugadas lujosas, pero sobre todo con marca, con piso, con algo más de orden que en jornadas anteriores y con calidad en las definiciones en ambas áreas.

Del afterhour tradicional en el In Huinchi no me puedo pronunciar porque andaba con mi sobrino y huí a casa a esas altas horas de un lunes nocturno para un adolescente con colegio ad portas. Sin embargo, los rumores y mensajes nocturnos de los viajeros cordilleranos insinuaban que todo estuvo en orden... as always.

El resto, nos dormimos felices con la siesta provista por el último debate presidencial televisado del año. Un somnífero eficiente y sin efectos colaterales.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Una Noche Internacional

Anoche fue domingo.
Los domingo de noche Santiago se apaga.
Y mi creatividad también.

Anoche salí con 2 mujeres...
Eso suena bien.
Ya sonaría bien si me refiriese a mis hijas, pero no es el caso.
Tampoco mis hermanas, ni mi madre.
So far, so good.

Anoche salí con 2 mujeres. Y ambas bonitas.
No eran mis hijas, ni mis hermanas, ni mi madre.
Sigue sonando bien.

Anoche salí con 2 mujeres. Ambas bonitas.
Ambas argentinas. Hermanas.
Primas de una amiga que me encomendó la misión, difícil misión, de salir con ellas.
Y salí.

Fuimos al Patio Bellavista. Lindo lugar. (http://www.patiobellavista.cl/)
Era mi segunda vez en el patio.
O mejor dicho, fue mi segunda vez en el Patio, y primera en el patio.
Y primera con 2. En el patio.

Foto referencial, para darle color, según me recomendó una íntima y desconocida amiga twitera que dice que vive en Canadá....

Extrañas circunstancias hicieron que al poco rato de estar sentados nos viéramos rodeados por extranjeros, entre argentinos, gringos, ingleses, alemanes, brasileros, franco-parlantes y otros que no alcancé a distinguir con meridiana claridad.

Esto hizo que nuestra vivencia de una típica noche santiaguina de primavera se tornara más parecida a una típica noche bonaerense cualquiera, sin parrillas cercanas. Y con autos con caja automática, cosa muy poco frecuente allende Los Andes... (diremos que esto último es un dato curioso, real e incomprensible, tal vez debido al mito de que el espíritu deportivo y el verdadero afán "tuerca" vive dentro de una caja mecánica de 5 marchas pichicateada al máximo. Falso. Pero allá ellos).


En esta internacional velada fuimos atendidos por dos simpáticas jóvenes de edad indeterminada y a quienes durante las más de dos horas que estuvimos allí no pudimos llegar a comprender. Ellas tampoco a nosotros. Lo único en claro fue su procedencia: Haití.

Nota: En cuanto a mi crítica constructiva del lugar, me la guardaré para consejos privados. No valla a ser cosa que alguien me crea.

Con este escenario me era difícil plantear la cuestión de la chilenidad.
¿Qué es lo típico de la vida nocturna de Chile? ¿O de Santiago para hacerlo más simple?
Podría haber argumentado que la variedad es amplia y mi conocimiento estrecho, pero como conversación no habría sido muy constructiva.
Pude inventar una clase de estilo chileno, pero ciertamente en ese escenario era poco creíble.

Algunos ejemplos:
En Buenos Aires hay cafés.
En Santiago hay Starbucks, Starlights, Staranythings. Y Cafés con Piernas. Tipically chilean!!
En Baires hay salones de té; acá tenemos McDonalds, Pizza Hut, Domino's, Burger King...
Ok. Allá también hay de esos. Y de otros. Y acá también hay de unos y pocos.
Pero lo que manda en esto es la regla.
Allá hay salones de Tango... ¿Alguien conoce un salón de cueca? (si lo saben, no me lo cuenten. I can live without it...).

Estas chicas estaban sorprendidas de la capacidad de absorvencia del chileno medio de la cultura norteamericana. Y cuando uno lo piensa, aunque no preocupe demasiado, es harto cierto.

Yo no juzgaría si eso es bueno o malo. Tal vez se pierda identidad. Tal vez se ganen nuevas características. Tal vez se amplíe la visión y se absorvan las cosas buenas. Tal vez exageramos y compramos todo lo que se nos vende. Tal vez sea hora de pensar un poco más en qué y porqué consumimos. Y a veces, aprender a decir no. O niet, non, nao, nei o nicht.