jueves, 24 de diciembre de 2009

En la Hora de Recuentos



Circulaba por mis barrios de infancia, alrededor de una de las pocas plazas, cuando los días eran largos y la energía interminable, y nos movíamos libremente en bicicletas simples e iguales, de día y de noche, sin temores. Y los partidos de fútbol cuadra contra cuadra se hacían en la calle o en los sitios eriazos que por entonces eran usuales...

Recordaba las casas de los amigos, los juegos y entretenciones, veía las calles y pasajes de los vecinos contra los que en ocasiones jugábamos y también peleábamos. Eran peleas de minutos, terminadas luego compartiendo un jugo en sobre y un pan con mantequilla.

Esperábamos atentos aunque no pendientes al heladero que haciendo sonar su campana anunciaba su llegada en su carro y corríamos a las casas en busca de las monedas para el helado de agua o el chocolito.

Los vecinos éramos unidos. Sin necesidad de conocernos, ni hablar, ni saber de nuestras propias vidas, anhelos, problemas o deseos. Bastaba ser vecinos y compartir la vivencia del barrio, los juegos callejeros, las rutinas y horarios.

Eran tiempos en que el camino al sur, de una sola vía, exigía el manejo atento. Adelantar una fila de camiones en una recta finita; camiones que cercenaban la vista y limitaban la visión del futuro inmediato, era un constante desafío. Lograr pasar la caravana abría un mundo de nueva visión, que duraba hasta la siguiente, en un interminable peregrinar que hacía de los viajes verdaderas aventuras.

Me parece increíble recordar vivencias de más de 30 años. Tengo 41 y la sensación de un segundo vivido. Un largo y variado segundo. Compacto y amplio. Donde todo cabe y nada ocupa. Como los recuerdos, que mezclados con la imaginación funden y confunden pasado y sueños, vivencias y deseos.

Cuando a fin de año repasamos lo reciente y proyectamos los deseos propios y los de terceros que amamos;
Cuando llega la hora de sacar las cuentas, hacer las sumas y tratar de concluir algo;
Cuando la ilusión y desilusión se tienden a confundir;
Cuando asumimos que el pasado ya pasó y el futuro aún no llega…
Vale la pena darnos otro segundo para tomar la distancia y ver en perspectiva que lo vivido fue lo elegido, y las consecuencias fueron producto de esas elecciones, y las experiencias fueron sólo ganancias. Todas.


Al lector anónimo, a mis amigos, mi familia, mis amores, mis sueños…

A todos, mis mejores deseos de un año lleno de vida y sabias elecciones.


lunes, 21 de diciembre de 2009

Cuando las cosas cambian



El 9 de noviembre pasado, en mi post La Edad de la Decadencia, escribí algo acerca de mi experiencia de ese día en El Barril (http://www.elbarril.cl/).
Para ser justo, ahora reseño una nueva y bastante diferente pasada por el lugar.

Fue el viernes recién pasado. Tocaban los Ball Breaker (http://www.ballbreaker.cl/), banda tributo a AC/DC, y de las buenas.

El lugar ahora era un hervidero de bikers, Harley boys para ser más preciso. Cuarentones y cincuentones con el bolsillo lo suficientemente amplio para financiarse el sueño de rebeldía evocado a través de la decoración particular de sus motos y, sobre todo, por la curiosa costumbre de disfrazarse de gringos sesenteros, furiosos y pandilleros, mucho cuero negro, chaquetas sin mangas, cadenas brillosas, pañuelos floreados a la cabeza, lentes oscuros en la noche, entre otros mañosos guiños a “Buscando mi destino”…. Y por supuesto, sus acompañantes, cuando las había, también ataviadas à-la-mode...

Pero más allá de los disfraces y su impersonalización, lo que se veía era un grupo masivo de veinteañeros disfrutando de un show que, comentarios aparte, bien valía el desenfreno y el entusiasmo.

Los Ball Breaker hicieron de las suyas, personificando a la cuasi perfección hasta los gestos, poses y costumbres sobre el escenario de los ya míticos y de reciente y sentida visita fallida, AC/DC.


(El comentario musical propiamente tal lo guardaré para otra ocasión. En todo caso, a quienes no los hayan visto, tienen razones más que suficientes para hacerlo, entre otras, la difícil tarea de emular a Angus Young de manera formidable y la quizás más difícil misión de conseguir dos vocalistas de la talla y tipo de Bon Scott y Brian Johnson. Y los Ball-b lo logran con creces).



Con esto, mis perdones al lugar. Lo cual prueba, como siempre lo hacen las excepciones, que juzgar es siempre equívoco si no se tienen las pruebas suficientes.

El punto es… ¿cuándo se tienen pruebas suficientes? Cuando se cree así por convencimiento o cuando ya no se nos ocurren nuevas formas de obtener nuevas pruebas?

(Por otra parte, terminado el show, los bikers rajaron sonorizando y ensordeciendo el ambiente con sus escapes de ruido patentado y del espacio se apoderó la pachanga que se hizo sentir con furia, con lo cual nuestro propio escape fue también furioso y veloz. Debía hacerse antes del punto de contagio. Haberse quedado habría sido un epílogo cruel para una noche Full-Of-Rock).



Y entonces, queda abierta la pregunta.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Vivencia de Futuro

En la ausencia.
Borrando la memoria de corto plazo,
sólo viven verdades sinápticas,
borrando la percepción del intelecto,
queda sólo la creatividad del momento.

Apatía.
Inmunidad a los eventos externos.
Indiferencia a los sentimientos.
Bloqueo de emociones.
Acción por omisión y reacción.
Voluntad limitada, resquebrajada, opacada en el silencio.

Traición.
A los deseos.
Expectativas, sueños, propios y ajenos.
Rendición.

Lucha interior.
Ficción o realidad.
Camino de una sola vía, sin vuelta atrás.

No hay recorrido conocido sino sólo el transcurrido.
No hay futuros posibles, más sólo deseados.

Cuando el calor arrecia y la luz encandila,
cuando la energía se disipa y malgasta,
cuando el fin de año avisa del hito que en sí nada importa,
y despertamos a ratos, y en la sombra y en silencio nos guarecemos y refrescamos,
buscando para los días por venir, lo que no hayamos en los días que pasaron.

Encontrar algo cierto que seguir,
perseguir el instinto,
dominar la ansiedad,
cabalgar la pasión,
encausar las rabias,
generar nuevas fuerzas,
y mirar mucho más allá de la razón y el corazón combinados.

Imaginar con la mirada de otros y vivir con la emoción propia.


viernes, 4 de diciembre de 2009

Otra noche... Fragmentos

El martes pasado fue de noche en la isla.



Con luna llena y un improvisado asado provisto por B. y producido por D.
En la radio Futuro sonaba un especial de The Wall de Pink Floyd.
Con esta escena de fondo se dio una nueva dinámica nocturna...

Los perros juguetean a nuestro alrededor. Algo persiguen.
Recorren los alrededores polvorientos de la Isla. Se detienen.
Circulan y vigilan sigilosamente, al acecho.


Siempre vuelven y se reunen en torno al calor de los hombres al fuego.
Sólo la hembra se abstrae de lo que ocurre. Como si no le afectara o no lo notara. Ella vive su propia realidad, ajena.

Suenan Scorpions y luego AC/DC.

La carne se ha asado con rapidez y no sólo nosotros lo notamos. Los perros, aunque siempre guardando distancia prudente, se acercan tímidamente en busca de un trozo de alimento al instinto. Quedan felices comiendo grasa y otras mezclas. Y vienen a por sus caricias.


Suena Black Sabbath. Y luego Iron maiden.

Pronto el único sonido que se escucha a mi alrededor es el movimiento de la maleza por el rocío de mis jugos internos. Desechos en el jardín.

Son las 00:49
Comienza el juego.
B. aparece con el arco e improvisa unos tiros a 20 metros hacia el blanco.
Suenan los Red Hot Chili Peppers y el sonido de las flechas al golpear alrededor del blanco es seco, potente, sonoro, algo perturbador en el silencio de la noche. Una noche en que a diferencia de otras, todos los alrededores permanenecen ausentes.

B. nos explica la técnica precisa a utilizar para el uso del Arco y Flecha. La forma de agarrar el arco, de situar la flecha, de agarrar la cuerda, de estirar un brazo y contraer el otro, de apoyarse en un punto fijo, de mover sólo un extremo, de apuntar intuitivamente, de soltar los dedos con suavidad y dejar que la inercia haga el resto.

B. realiza sus cinco lanzamientos. Paso a paso. Movimientos precisos y explicados.
D. será el siguiente. Parte al interior en busca de preciado líquido...

Tomo el arco, sin flechas, y practico la postura, la sensación de mantener la tensión precisa; se siente cada tendón y cada músculo de los brazos, la espalda, el cuello, las piernas.
En medio de esta tensión es increíblemente difícil mantener la dirección.
D. aún no vuelve.
Sitúo una flecha e intento en primera instancia y el golpe suena seco, fuerte, contra los alrededores del blanco. No distingo en la penumbra de la luz de luna el curso que siguió mi lanzamiento ni el resultado concreto del mismo. Sólo se siente el sonido de la flecha rompiendo el espacio que le antecede, abriéndose paso por entre el aire y luego penetrando en su destino.

Lanzo con algo de mejoría mis siguientes 4 tiros y a la larga mi sensación de liberación de energía es abrazadora. Fueron sólo 5 lanzamientos y noto el agotamiento muscular que a la vez es placentero.


Y entonces el barrio despierta. La interferencia de una vecina justificadamente iracunda por los sonoros ruidos ambientales nos obliga a suspender la entretención y virar hacia el interior; físico y emocional. D. se queda sin lanzar y su frustración es evidente y comprensible.


El silencio al interior.
Lamentando el corte de inspiración.

Soy el único que le encuentra razón a la vecina. B. y D. argumentan que no era para tanto.
Yo insisto en que cuando la calidad del sueño se ve interrumpida, en particular en horarios generalmente aceptados como propios para el descanso, quien es sacado de sus derechos sociales tiene todo mi respaldo para reclamar por los mismos.

Y nos quedamos rastreando fragmentos de la memoria bajo el influjo hipnótico de "Like I've Never Been Gone" de Robert Plant, "Layla" de Eric Clapton, "The Pusher" de Steppenwolf y emprendo la retirada con "Sultans of Swing" de Dire Straits.

Y sólo quedan fragmentos.


jueves, 3 de diciembre de 2009

Colgando los Botines


A raíz de algunos comentarios bienintencionados, he decidido no publicar más en este sitio el reporte deportivo de los lunes. Sólo si hubiere interés, evaluaría la contramedida.


Consecuentemente, cuelgo los botines periodísticos...
Y será hasta un nuevo amanecer en el pseudoperiodismo amatauer deportivo...

Hasta la vista...