jueves, 17 de septiembre de 2009

El Efecto McArthur... "Volveré"

Héme aquí volviendo a exponer mis palabras a la masa difusa y transparente. Y a la crème de los que nos eligen y nos siguen.

Han pasado los años desde mi última vez (suena a confesión impúdica, pero eso quedará en la imaginación), y ha pasado agua suficiente bajo el puente. Así que, Here I`m again, for good or for bad desde el antes al ahora.

Todo recomenzó con el descubrimiento de Twitter. Me pescó lento, pero con anzuelo grande. Y se transforma en vicio con facilidad. Camino expedito hacia la pérdida del anonimato. Or so they say, or so they wish.

Fact: Facebook me atrae por su poder de unir el pasado y revivirlo, en la medida en que valga la pena el intento y la perseverancia. Twitter, en cambio, mira al presente. Sin culpas, sin juicios, sin involucramiento incluso.
Y es curioso que en este intento de socialización -proyección pública de nuestro pensamiento- logremos en parte el asilamiento de las emociones protegiendo el registro de nuestra íntima historia .
Acá no hay compromisos. Hay sólo juicios de valor sin valor intrínsico. Y sin embargo estamos dispuestos a difundirlos, a discutirlos, a defenderlos, e incluso a modificarlos. Porque son juicios de valor y no dogmas taxativos que definan nuestra posición en la vida.

Podemos en estas expresiones, a través de Twitter, de blogs, shmogs, Flikr, Youtube, etcétera etcétera, llegar a resultados. O eso queremos. En parte.
Porque de otro modo, ¿qué nos motiva a escribir?
En mi caso, y vaya confesión temporal de por medio, no lo tengo tan claro. Sí tengo ideas del porqué y del para qué. Menos respecto del para quién.

El Por Qué: porque si. porque es fácil. porque reemplaza a un diario de vida. porque hay un incentivo escondido de venta personal, de figuración, de socialización. Porque no podemos evitarlo. Porque no sabemos cómo acceder al universo de otra forma. O si las hay, se hacen menos simples o más solitarias. Porque en este anonimato, sin embargo, hay compañía. A veces presente, en ocasiones silente, pero los ojos ven y los oídos oyen, aunque no miren ni escuchen.

El Para Qué: Para pensar. Para ordenar las ideas. Para estimular nuestra anquilosada mente plagada de estímulos inconducentes. Alejarnos de falsas motivaciones y peregrinas distracciones. Para entrenarnos en la socialización, en la pérdida del pudor, en el riesgo del ridículo. Para potenciar nuestro intelecto a través del simple ejercicio de concentración focalizada.

El Para Quién: Para todos. Para nadie. Para uno mismo. Para el ego, el autoreconocimiento y el super-yo. Para los amigos y para las conquistas. Para las coquetas y para las de cacería. Para los incautos y para los sabios de juicio. Para quienes critiquen y para quienes alaben. Para todos y para nadie. Para uno.

Saludos inmenso y diáfano espacio.
AH
En Fiestas Patrias 2009

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