martes, 5 de enero de 2010

En la Isla de la Fantasía




La mar calma y la decimotercera Luna Llena de 2009. 31 de diciembre.
La Luna Azul, bañando nuestra celebración del fin de un año y el inicio de otro.











Entre los cerros de Matanzas, en un oasis en la ladera, con sólo el mar, las rocas y el viento a nuestra vista iluminada en azul.


Soy nuevo en el entorno y las 00:00 horas me parecen irreales.
Mis abrazos y deseos son sinceros y a la vez vacíos, pues acá no tuve historia.


En contraparte, la historia la comenzamos a escribir desde cero, arrojándonos a la esperanza de comenzar desde la nada, pues todo será más.




De lo Social y Natural


Entre la música festiva y mi silencio interior, me veo bailando y brindando.
Atento al horizonte claro y lejano, al abismo inmediato del roquerío, al viento envolvente que me transporta al día siguiente.


No tengo cobertura telefónica y con ello me aíslo involuntariamente de los míos.
Sin anclas, sin quererlo, a la deriva del encuentro frontal con la novedad.
Y poca luz, solo Luna. Luna Azul.

1 de enero 2010

La Playa extensa recorrida en vehículo se hace corta y resbalosa.
Llegamos a cubierto del viento, donde todos los amantes de Eolo preparan sus equipos para desafiar a las olas.

En medio de este grupo particular de bendecidos con la libertad que solo dan la perseverancia y suerte unidas, soy el testigo improbable e independiente del acecho a las aguas.

Grupos humanos. Compartiendo en torno a un solo tema. Generando raíces y ramas, conexiones e historias desde un solo punto en común. En este caso, los “Kyters”.



Sol, mar y viento. Mucho viento. Y los Kyte flameando mar adentro cual aves con lastre, con sus navegantes disfrutando de envidiada libertad, vuelos largos, saltos cortos, control del caos.

En este grupo las mujeres, parejas y amigas, permanecen al sol, fuera del viento.
Dominando al nórdico Njörd, en su alrededor todo es calma.
Los niños juegan. Los perros ladran, se huelen, se pasean y buscan la sombra
Y yo.

Y camino solo contra el viento hacia el sur.

Recorriendo la interminable playa entre el furioso oleaje y los paredones del quiebre de la tierra. Sólo colores siento y el ruido del vendaval silencia todo lo demás.


Van dos días de playa con el sol intenso sobre nosotros como respondiendo un desafío a la Luna llena; no hay vacíos. El viento llena los espacios y circula a nuestro alrededor.

Camino ahora hacia el norte, entre las aguas y las dunas y la vista quita el aliento.



El viento arrastra la arena y la arroja con violencia,
y entre hidalgos y tozudos no desviamos la ruta,
algo cegados, algo sentidos,
vemos en la cima un futuro y lo perseguimos.




El Río y el Mar


Otro día. Otro encuentro.


En La Boca, donde el río Rapel choca con el mar y las aguas se mezclan y la sal y la espuma cruzan el dulce y helado cauce del calmo río.









Una lengua de tierra es testigo de la mezcla, y desde ahí, cada oleada salada y onda dulce son vistas y oídas en primer plano.




El viento acá sopla libremente. Fuerte. Templado.

El sol no alcanza a calentar lo suficiente para contrarrestar el efecto del viento.


La piel se eriza y me lanzo al trote hacia el sur bordeando el mar.

A mi encuentro una familia sencilla mariscando piures y caracoles que luego se Irán en sopa y empanadas...




El camino ha sido largo y me detengo ante el encuentro con la Luna en la Tierra.
Agua en la Luna.









No hay belleza más allá de lo que nos detenemos a percibir.
En la Isla de la Fantasía, donde todo está y nos espera.



1 comentario:

  1. Estamos en la fase descriptiva, me encantó el paseo por la playa.

    También pude admirar esa luna azul, solo que sobre un cerro acá en el interior.

    Mirábamos lo mismo pero desde lugares diversos.

    Abrazos y besos Blogueros y feliz de poder seguir leyéndote.

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