lunes, 23 de noviembre de 2009

Desde el House of Rock & Blues

En una improvisada y sorpresiva salida nocturna nos reunimos con B. y E. y partimos al “House of Rock & Blues”, casa isla (vaya casualidad), aislada al medio de tres calles que forman un triángulo donde sólo cabe esta edificación, habilitada como Pub, de dos pisos y con escenario para actuaciones en vivo.

Llegamos por rumores que se hicieron verdad. Tocaba “H-Sur”, banda local y dentro de las pioneras en la práctica de los tributos, que en este caso glorifican a Rush.

Al llegar, el alboroto ya había iniciado y desde la entrada se sentían los acordes y sonidos sincopados donde la imaginación llenaba los vacíos visuales. Tocaba Rush, en vivo en Santiago, y sólo unos pocos afortunados frente a ellos.

El Caos inicial lo vivimos con “YYZ” (disco “Moving Pictures”, 1981), con sus pruebas de destreza y el solo de batería incluidos. Lo viví desde la terraza, en el segundo piso. Solo. Mirando absorto y colmado por la música. Se me había olvidado lo bueno que era. Inevitable vivir y somatizar cada nota y cada silencio en el cuerpo y focalizar la atención.


El lugar no estaba lleno. Sólo el primer piso con todo rincón ocupado. Un público inesperado para este tipo de música, algunas bellas mujeres, todas con compañía y ciertamente perdidas del contexto. Conversaban como en un café de media tarde mientras nosotros fanáticos tratábamos de evitar su distracción y reconectarnos con lo que ocurría en el escenario y en todo el entorno sonoro.

La mezcla fue amplia, cubriendo años de carrera. Siguieron con "Manhattan Project" (“Power Windows” 1985), declaración de principios del sincopado, luego “Natural Science” (“Permanent Waves” 1980)… Progresivo puro y completo llenando todo el silencio.... Full energía.

En la pausa, resuenan las cajas repetidoras en el ruido silencioso.

Vuelven con “Roll the Bones” del disco homónimo de 1991. Las cotorras obstruyendo y aumentando su volumen en una lucha de intensidades. Sólo se detienen ante la potencia de las señales del clásico “Tom Sawyer” (“Moving Pictures”), y los músicos a su vez retrotrayendo el pasado y moviendo los hilos del público cual titereteros de marionetas.

Movimientos del sistema nervioso central. Movilizando y transportando...

Suena “The Temples Of Syrinx” del majestuoso “2112” de 1976 y la energía se dispersa por todo el ambiente. Se escuchan los sonidos del silencio. Irrumpen con “Jacob's ladder” (“Permanent Waves”). Los bajos excesivos y mal ecualizados hacen vibrar el piso y todo el edificio mientras los agudos transportan más allá de la marcha bélica que escenografía la imagen completa.

Había terminado la actuación.
Seguimos bajo hipnosis mirando sobre la muralla las imágenes perfectas y aerografiadas de Jim Morrison, John Lennon y Jimi Hendrix.

Y despertaron otros sentidos. Sentimos el olor del humo de cigarros y conversamos y se disparó la sequedad de las gargantas llamando al exilio.

Salimos del lugar rumbo al Mossai Café y en el auto, en grupo, con gusto a poco, en la radio escuchábamos Rush… Y las diferencias, aunque se hicieron evidentes, no minimizaron la experiencia anterior.
Las comparaciones no tenían sentido. No fuimos a ver a Rush. Fuimos a evocar la experiencia. Es como leer novelas. Crean, recrean, o invocan una experiencia. Cuando no es posible haber vivido una realidad, sólo queda la proyección y el apoyo de la imaginación de terceros. En ocasiones ni siquiera importa el valor creativo sino sólo la experiencia...

Pasamos por el Mossai y llegamos a la Isla.
Infinitas hormigas danzando al son de “Lazy” (Deep Purple’s “Machine Head”, 1972).

La conversación se tornó directa, incisiva, impetuosa a ratos, y siempre bajo los códigos universales de una amistad de plena confianza que acepta los ataques como desafíos y los consejos con humilde apertura.

B. analizando las relaciones de E. y el rol de la intensidad de las emociones, en hombres y mujeres: La mujer de E., no deja solas a sus hijas y la relación se hace más difícil.

A. y E. contraatacando con argumentos: Es sin embargo lo que el hombre espera de su mujer, a pesar de la paradoja de saberse en segundo lugar. Al pasar los meses del primer encuentro y el arrojo y entrega que llegan con la novedad, dejar el nido se le hace más complejo a la mujer y más atávico al hombre. Y acá retoma su lugar e importancia el mantener la chispa de la creatividad y el respeto de los espacios para acomodar la vida de pareja versus la individualidad. En pocas palabras, dándole la oportunidad a ella de ser.

Suena “Robbery, Assault and Battery” (Genesis, “A Trick of the Tail” 1976).
Son la 03:23 en la isla.

E. dice: Para ella no son conflictos las circunstancias de la vida.

Hay una larga pausa. Los alrededores son amplios y corre una fresca brisa. Cada uno deambula por su propio espacio buscando respuestas a preguntas aún no hechas. Los perros duermen. Volvemos al centro.

Suena “Minstrel un the Gallery” (Jethro Tull, 1975) a las 04:09

Placer animal. Placer autosuficiente. Mezquino. Buscando la imagen del amor profundo en el interior y la ensoñación. Un error producto de la timidez, de la autovalencia excesiva, del exceso de falsa seguridad.

El le pide a ella "ayúdame a terminar", y eso es su máxima muestra de entrega y libertad y sana interdependencia. La confianza de sentirse libre de vivir el deseo con la pareja.

Suenan Los Jaivas (“Sube a Nacer Conmigo Hermano” del disco “Alturas de Machu Picchu” de 1981).

La infidelidad

La búsqueda del cariño en el hombre es refleja y casi independiente del intelecto. Es la constante y eterna búsqueda del refugio en el pecho materno. El destete no existe, sólo se reemplaza.

Confesiones

Emociones a flor de piel.
Son las 04:52

Suena “No More Tears” (Ozzy Osbourne, 1991).

Hemos discutido y abierto nuestros secretos. E. la llama y yo le digo que está loco.
Es tiempo de que las parejas respeten los espacios privados de duda como un paso necesario en la autoafirmación.

Suena "Detroit Rock City" (“Destroyer”, Kiss, 1976).
Son las 05:10 del viernes.

Hay un silencio que antecede y anticipa lo que viene.
Se escucha "Kayleigh" (Marillion, “Misplaced Childhood”, 1985)

B. pregunta por qué no suenan clásicos que se parezcan a uno.
E. argumenta: Tu mujer hizo algo legítimo al enamorarse e intentar inconscientemente transformarte en quien ella quería.

El amor máximo se da en la total entrega y veneración al punto del no dormir. Es un amor adolescente en la experiencia adulta. Todavía duele el rompimiento de los proyectos

E: En que mides el enamoramiento?
A. En la conexión
B. Las interpretaciones suceden. La conexión es amor.
A. La sutileza de vivir dentro de un contexto indudable.
B. Temor de vivir cualquier camino impuesto en una relación directa.
E. No es eso. Puede que esté en el camino sin darse cuenta.

Son las 05:52.
Suena “Gallows Pole” (Led Zeppelin III, 1975)


Hangman, hangman, hold it a little while,
I think I see my friends coming, Riding a many mile....

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