lunes, 16 de noviembre de 2009

Una Noche Internacional

Anoche fue domingo.
Los domingo de noche Santiago se apaga.
Y mi creatividad también.

Anoche salí con 2 mujeres...
Eso suena bien.
Ya sonaría bien si me refiriese a mis hijas, pero no es el caso.
Tampoco mis hermanas, ni mi madre.
So far, so good.

Anoche salí con 2 mujeres. Y ambas bonitas.
No eran mis hijas, ni mis hermanas, ni mi madre.
Sigue sonando bien.

Anoche salí con 2 mujeres. Ambas bonitas.
Ambas argentinas. Hermanas.
Primas de una amiga que me encomendó la misión, difícil misión, de salir con ellas.
Y salí.

Fuimos al Patio Bellavista. Lindo lugar. (http://www.patiobellavista.cl/)
Era mi segunda vez en el patio.
O mejor dicho, fue mi segunda vez en el Patio, y primera en el patio.
Y primera con 2. En el patio.

Foto referencial, para darle color, según me recomendó una íntima y desconocida amiga twitera que dice que vive en Canadá....

Extrañas circunstancias hicieron que al poco rato de estar sentados nos viéramos rodeados por extranjeros, entre argentinos, gringos, ingleses, alemanes, brasileros, franco-parlantes y otros que no alcancé a distinguir con meridiana claridad.

Esto hizo que nuestra vivencia de una típica noche santiaguina de primavera se tornara más parecida a una típica noche bonaerense cualquiera, sin parrillas cercanas. Y con autos con caja automática, cosa muy poco frecuente allende Los Andes... (diremos que esto último es un dato curioso, real e incomprensible, tal vez debido al mito de que el espíritu deportivo y el verdadero afán "tuerca" vive dentro de una caja mecánica de 5 marchas pichicateada al máximo. Falso. Pero allá ellos).


En esta internacional velada fuimos atendidos por dos simpáticas jóvenes de edad indeterminada y a quienes durante las más de dos horas que estuvimos allí no pudimos llegar a comprender. Ellas tampoco a nosotros. Lo único en claro fue su procedencia: Haití.

Nota: En cuanto a mi crítica constructiva del lugar, me la guardaré para consejos privados. No valla a ser cosa que alguien me crea.

Con este escenario me era difícil plantear la cuestión de la chilenidad.
¿Qué es lo típico de la vida nocturna de Chile? ¿O de Santiago para hacerlo más simple?
Podría haber argumentado que la variedad es amplia y mi conocimiento estrecho, pero como conversación no habría sido muy constructiva.
Pude inventar una clase de estilo chileno, pero ciertamente en ese escenario era poco creíble.

Algunos ejemplos:
En Buenos Aires hay cafés.
En Santiago hay Starbucks, Starlights, Staranythings. Y Cafés con Piernas. Tipically chilean!!
En Baires hay salones de té; acá tenemos McDonalds, Pizza Hut, Domino's, Burger King...
Ok. Allá también hay de esos. Y de otros. Y acá también hay de unos y pocos.
Pero lo que manda en esto es la regla.
Allá hay salones de Tango... ¿Alguien conoce un salón de cueca? (si lo saben, no me lo cuenten. I can live without it...).

Estas chicas estaban sorprendidas de la capacidad de absorvencia del chileno medio de la cultura norteamericana. Y cuando uno lo piensa, aunque no preocupe demasiado, es harto cierto.

Yo no juzgaría si eso es bueno o malo. Tal vez se pierda identidad. Tal vez se ganen nuevas características. Tal vez se amplíe la visión y se absorvan las cosas buenas. Tal vez exageramos y compramos todo lo que se nos vende. Tal vez sea hora de pensar un poco más en qué y porqué consumimos. Y a veces, aprender a decir no. O niet, non, nao, nei o nicht.

No hay comentarios:

Publicar un comentario