martes, 17 de noviembre de 2009

Reporte Deportivo del 161109

Como siempre, el reporte de rigor...

La noche se veía compleja. El calor del día había dado paso a un singular, fresco e inesperado aire cordillerano. Dos ausencias titulares más la del parche titular, hacían de la contienda una completa interrogante. Pero llegaron los refuerzos. Mi tocayo, cuyas dotes dicen se muestran más en cancha grande y acá hizo sufir sus rodillas, y mi sobrino que estoicamente se tragó algunos insultos ante chambonadas menores (sobre todo considerando su cuasi púber edad).

Nota aparte -aunque la escriba seguido- merece el hecho de que en la cancha de al lado se jugaba una efervescente final de algo que parecía un campeonato. El juego y los vítores a veces nos hacían ver más para el lado que para adelante, lo cual pudo habernos jugado alguna mala pasada. Así, ganaron unos y perdieron otros. Y los que ganaron fueron premiados con diversos trofeos además de unos sospechosos botellones de lo que parecía a lo lejos Whisky o Ron. La celebración iría a ser buena. No invitaron.

Pero volviendo a lo nuestro, el partido fue intenso, como lo han estado siendo los últimos.

Partimos con 3 farras, pero jugando con confianza, con toque, reconociendo el terreno y la distribución de puestos ante los parches recientes.

En los primeros minutos marcamos la pauta del partido. Nosotros marcando goles y llevando la ventaja, de 2 y hasta 4 goles. Con tiros de media distancia, desde todos los ángulos, con potencia y/o algunas pifias y puntetes de rigor, íbamos superando a los contrarios con autoridad.

Pero no duró su adormecimiento. Despertaron con enojo, con algunos reclamos, con cobros dudosos y ante su arremetida se encontraron con nuestro inspirado arquero que tapó de todo, incluidas pelotas que dábamos por perdidas.

Ello no evitó que gracias a furibundos remates y ante la ausencia de marcas nos complicaran e hicieran lo suyo.

El marcador fue siempre a nuestro favor, salvo una ocasión, en que nos adelanteron por uno durante algunos minutos.

A la larga, íbamos ganando 11 a 10 restando segundos para el término y una desinteligencia, digamos que del equipo -por no señalar a nadie-, causó el empate del rival; y aunque acordamos alargar la serie hasta el despempate, nos cortaron la luz y quedamos con gusto a poco. (Este corte no lo pudimos imputar al gas argentino ni a falta de aguas lluvia. Simplemente, sonó la campana).

Fue un buen lance, con algunas jugadas lujosas, pero sobre todo con marca, con piso, con algo más de orden que en jornadas anteriores y con calidad en las definiciones en ambas áreas.

Del afterhour tradicional en el In Huinchi no me puedo pronunciar porque andaba con mi sobrino y huí a casa a esas altas horas de un lunes nocturno para un adolescente con colegio ad portas. Sin embargo, los rumores y mensajes nocturnos de los viajeros cordilleranos insinuaban que todo estuvo en orden... as always.

El resto, nos dormimos felices con la siesta provista por el último debate presidencial televisado del año. Un somnífero eficiente y sin efectos colaterales.

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