miércoles, 14 de octubre de 2009

Variaciones y Conexiones

Con el cosquilleo inmobilizante de querer escribir sin tener idea sobre el qué hacerlo.
Así amanecí hoy. Y sigo así.

Y como dudo que el sentimiento cambie, me decido a escribir sin tema predefinido. A ver qué resulta.
Lo más probable es que no resulte en nada, pero bue, en el peor de los casos no lo publico.

Publicar. Esto de publicar es casi un decir, pues en todo el tiempo que he escrito públicamente en cartas al director, foros, blogs (incluyendo mi primera aproximación hace algunos años, con todo y larga pausa), etc., los comentarios y visitas recibidos han sido lo sufientemente nimios como para no sentirme amedrentado por petenciales ataques personales.
Además, si los hubiere, sería todo un desafío. Quizás el objeto de que estas escrituras sean públicas sea justamente jugar a encontrarse con estos desafíos intelectuales, o sólo aprovechar una plataforma que resulta más cómoda, inmediata y directa para expresar lo que se siente en determinado momento. Diario de vida publicable. Por que no se trata tampoco de escribir cualquier cosa. O si. Pero al menos intentando sonar convincente y consecuente. O por lo menos elocuente o gracioso. Pero no insultante ni impertinente. Esto último sería francamente una estupidez. Pero aún, una estupidez en público.

Así entiendo los blogs. No necesariamente como patrimonio exclusivo de fuentes noticiosas, up-to-date news, o similares. Más bien como la democratización de la palabra.
Creo haberlo citado antes a propósito del fenómeno twittero. Y es que es bastante evidente que todos estos Social-Media apuntan hacia la democratización social, la integración vía la apertura y transparencia. Y yo comulgo perfectamente con ello.

OK. Hubo pausa. Y en el intertanto la Twitósfera despertó. O yo me acomodé a sus órbitas. Y hubo interacción. Y mi soledad se hizo humo. Y fui interpelado. Y con gusto retruqué. Y de eso trató la prédica de hoy.

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