domingo, 18 de octubre de 2009

De las leyes de Atracción - Parte I

Interrupciones.
Sinápsis que invocan la congruencia para volver a tomar el control.
De otro modo, sólo existe navegación sin rumbo, a la deriva.

Y aquí estoy en un Starbucks, desde antes de medio día, un domingo.
El cambio de rutinas trae aparejada la necesidad de reinventarse, de romper la comodidad e ir en búsqueda de la motivación.

Acá, rodeado de desconocidos -tal como ocurre en Twitter- uno se acompaña y se distrae. Se informa y relaciona. La distracción, claro, no ayuda particularmente mucho a concentrarme en lo que escribo, pero bueno, será por algo.

En rigor no importa mucho lo que escriba. Lo que vale es hacerlo. Porque no basta con las ideas e intenciones. Hay que llevarlas a cabo y equivocarse en el camino.

(Me estaba distrayendo con las únicas dos mujeres que hicieron ingreso al local en toda la mañana. Ya se fueron, al menos de mi vista, y ahora, tal vez, pueda volver a retomar la congurencia y cordura. Preferiría no haberlo hecho).

Es tan simple, facilista, instantáneo y natural el escape erótico...
Basta una mirada, un recuerdo, un tono musical, una palabra o cualquier mínimo disparador para traer a colación el calor erótico.

La sensación de conexión deseada y el juego de la conquista, la proyección e interpretación de la imaginación, la autovaloración y reconocimiento del ego; el ego del macho alfa, las artes de la hembra esquiva y dueña de las decisiones.
El macho siempre al acecho. La hembra, resguardada, cauta, toma riesgos medidos y también y aún así se equivoca. Y en sus equivocaciones lleva todo el peso mientras el macho huye o se refugia en nuevas búsquedas.

Somos así de animales? No siempre.
Pero esa animalidad subyace en nuestra forma de relacionarnos con el sexo opuesto, afortunadamente, como disparador y fuente, pues más allá del placer siempre queda el instinto de permanencia y búsqueda de trascendencia a través de la decendencia (sonó un poco rimado, pero es sólo casual...).

Porque tras el acto sexual más puro uno se traspasa y funde, y el resultado es un producto que a veces es una vida y siempre es un cambio en la vida propia. Porque tras una relación sexual, aunque efímera y pasajera, sólo con el interambio de fluidos estamos interviniendo y siendo influenciados por lo más íntimo del otro; su corporalidad, expresión física de su existencia.

Y así con esto... que da para mucho, da para todo,... pero ahora me voy a almorzar.
Y de sexo, erotismo, relaciones y confusiones, seguiremos hablando y, también, experimentando...

1 comentario:

  1. FANTÁSTICA VISIÓN DEL ASUNTO, ES NECESARIO INDICAR TAMBIÉN QUE MUCHAS MUJERES BUSCAMOS LO MISMO QUE LOS HOMBRES... ESE INSTINTO DE CACERÍA Y CONQUISTA AHORA SE ESTÁ DANDO EN LAS FÉMINAS, AL MENOS SOY UNA DE ELLAS...
    ABRAZOS

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